olga jaramillo
Amig@s.
Cuando el pueblo vivía su fiesta, nuevamente el demonio de la guerra se presenta, como una maldición macondiana que nos roba el derecho a sonreír, a cantar, a bailar, a vivir. Es triste constatar que nada ha cambiado son muchos años padeciendo la guerra, quienes nacimos en esta linda tierra, parecemos condenados a girar en circulo dantesco, donde desde lo mas profundo del infierno se nos invita a perder la esperanza.
“POR MÍ SE VA HASTA LA CIUDAD DOLIENTE, POR MÍ SE VA AL ETERNO SUFRIMIENTO, POR MÍ SE VA A LA GENTE CONDENADA”
“DEJAD, LOS QUE AQUÍ ENTRAIS, TODA ESPERANZA.”
Hasta estas tierras lejanas llega el olor asfixiante de la guerra, es imposible embriagarme plenamente de estos “Buenos Aires”; cuando hoy estamos de duelo los que pertenecemos al pueblo, a nuestra “patria chica” esa
patria que nunca dejamos por que ella viaja en el alma, alimentada del recuerdo de nuestra gente y de los lindos tiempos compartidos. Pero en medio de este sentimiento de desolación y tristeza; me resisto a dejarme vencer por estas inevitables reflexiones de pesimismo histórico; yo sé que mucho antes que sembraran las minas, nuestra gente sembraba la tierra y con su fruto alimentaba la vida y con esas vidas se construía caminos, carreteras, acueductos, escuelas, cada día se cosechaban nuevos sueños y unidos los hacíamos realidad; Teníamos entonces un horizonte limpio como el de nuestras montañas, donde respirábamos profundamente la frescura de nuestros campos.
Hoy cuando el humo de la guerra nuevamente quiere opacar nuestro paisaje y las balas como piedras cierran el camino; Recuerdo que quienes nos reconocemos del pueblo somos de espíritu altivo y resistente, que no perdemos fácilmente la esperanza, por que nuestro carácter ha sido heredado de los sembradores de vida, por eso hoy desde cualquier lugar donde nos encontremos honraremos la memoria de aquellos compatriotas a quienes absurdamente les han robado la vida y como el pueblo grande que somos uniremos nuestra vos al cantor y desde la fuerza de nuestro espíritu diremos al monstruo de la guerra que en nuestra tierra “todavía cantamos, todavía soñamos, todavía reímos” y por siempre creeremos en la vida.
Olga luz
fotografía tomada del Noticiero, Teleantioquia Noticias, por J.C.M.
SANTA RITA DE ITUANGO ANTIOQUIA, COLOMBIA.(HOY SANTA RITA DE SINITAVÉ)ES EL CORREGIMIENTO MÁS IMPORTANTE DEL MUNICIPIO DE ITUANGO. CUENTA CON UNOS 7.000 HABITANTES,DE LOS CUALES, 2.500 EN EL CENTRO POBLADO; 26 VEREDAS,UNOS 300 KM2, ALTITUD: 2.100 METROS SOBRE EL NIVEL DEL MAR. AEROPUERTO " La Hermosa" PISTA DE 880 mts. SITIOS TURÍSTICOS: CASCADA LA PLANTA, AEROPUERTO,CHARCOS QUEBRADA DE LA HERMOSA, RÍO SINITAVÉ, RÍO SAN SERENO. E-mail: jucamogo59@gmail.com (JUAN CARLOS MORENO GÓMEZ)
17 de agosto de 2008
SOLIDARIDAD, DESDE ARGENTINA. OLGA LUZ JARAMILLO ESTRADA
olga jaramillo
Amig@s.
Cuando el pueblo vivía su fiesta, nuevamente el demonio de la guerra se presenta, como una maldición macondiana que nos roba el derecho a sonreír, a cantar, a bailar, a vivir. Es triste constatar que nada ha cambiado son muchos años padeciendo la guerra, quienes nacimos en esta linda tierra, parecemos condenados a girar en circulo dantesco, donde desde lo mas profundo del infierno se nos invita a perder la esperanza.
“POR MÍ SE VA HASTA LA CIUDAD DOLIENTE, POR MÍ SE VA AL ETERNO SUFRIMIENTO, POR MÍ SE VA A LA GENTE CONDENADA”
“DEJAD, LOS QUE AQUÍ ENTRAIS, TODA ESPERANZA.”
Hasta estas tierras lejanas llega el olor asfixiante de la guerra, es imposible embriagarme plenamente de estos “Buenos Aires”; cuando hoy estamos de duelo los que pertenecemos al pueblo, a nuestra “patria chica” esa
patria que nunca dejamos por que ella viaja en el alma, alimentada del recuerdo de nuestra gente y de los lindos tiempos compartidos. Pero en medio de este sentimiento de desolación y tristeza; me resisto a dejarme vencer por estas inevitables reflexiones de pesimismo histórico; yo sé que mucho antes que sembraran las minas, nuestra gente sembraba la tierra y con su fruto alimentaba la vida y con esas vidas se construía caminos, carreteras, acueductos, escuelas, cada día se cosechaban nuevos sueños y unidos los hacíamos realidad; Teníamos entonces un horizonte limpio como el de nuestras montañas, donde respirábamos profundamente la frescura de nuestros campos.
Hoy cuando el humo de la guerra nuevamente quiere opacar nuestro paisaje y las balas como piedras cierran el camino; Recuerdo que quienes nos reconocemos del pueblo somos de espíritu altivo y resistente, que no perdemos fácilmente la esperanza, por que nuestro carácter ha sido heredado de los sembradores de vida, por eso hoy desde cualquier lugar donde nos encontremos honraremos la memoria de aquellos compatriotas a quienes absurdamente les han robado la vida y como el pueblo grande que somos uniremos nuestra vos al cantor y desde la fuerza de nuestro espíritu diremos al monstruo de la guerra que en nuestra tierra “todavía cantamos, todavía soñamos, todavía reímos” y por siempre creeremos en la vida.
Olga luz
fotografía tomada del Noticiero, Teleantioquia Noticias, por J.C.M.
