SANTA RITA DE ITUANGO ANTIOQUIA, COLOMBIA.(HOY SANTA RITA DE SINITAVÉ)ES EL CORREGIMIENTO MÁS IMPORTANTE DEL MUNICIPIO DE ITUANGO. CUENTA CON UNOS 7.000 HABITANTES,DE LOS CUALES, 2.500 EN EL CENTRO POBLADO; 26 VEREDAS,UNOS 300 KM2, ALTITUD: 2.100 METROS SOBRE EL NIVEL DEL MAR. AEROPUERTO " La Hermosa" PISTA DE 880 mts. SITIOS TURÍSTICOS: CASCADA LA PLANTA, AEROPUERTO,CHARCOS QUEBRADA DE LA HERMOSA, RÍO SINITAVÉ, RÍO SAN SERENO. E-mail: jucamogo59@gmail.com (JUAN CARLOS MORENO GÓMEZ)
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2 de noviembre de 2007
CONOZCAMOS NUESTRA HISTORIA. ROSALINA. PERSONAJE DE SANTA RITA.
Esta tierna ancianita recorría todas las calles del pueblo, cantando Las Hojas Amarillas’. Se dice que fue una mujer muy linda, admirada en el pueblo. Sus cabellos negros ondulados y pestañas crespas enmarcaban sus grandes ojos negros, de mirada limpia y transparente, piel blanca, nariz chata, estatura mediana, caminaba con mucho garbo. Contaba mi abuelo Pedro que Rosalina era la muchacha más admirada en esa época en Santa Rita.
Cierto día llego a Santa Rita un forastero, venia de Puerto Valdivia, Ella se enamoró perdidamente de él. Un día Ella desapareció sin dejar rastro alguno.
Años después apareció en el pueblo, con los cabellos enmarañados, mugrienta, de su lindo rostro no quedaban sino las huellas, porque había envejecido, grandes arrugas surcaban su cara, era como si le hubiesen robado la juventud, el amor, y los sueños, se había sumido en una profunda demencia.
Cantaba canciones de cuna, mientras acurrucaba entre sus brazos una vieja muñeca de plástico.
Mi prima Gloria Builes y Yo la bañábamos, le colocábamos ropa limpia, la peinábamos y perfumábamos; era tan frágil que parecía un pollito, perdido. Después de darle un fuerte abrazo, mi tía Carmelina le obsequiaba una taza de agua panela con leche caliente, arepa y quesito, le gustaba mucho, y ella en agradecimiento nos regalaba una tierna sonrisa que aún hoy recuerdo.
Una mañana la encontró Rosa Elena Guerra, generosa mujer que a pesar de sus carencias económicas, compartió con ella su vieja casa, en Mina Nueva, donde a la anciana le dio un cuarto. Sobre el piso de tierra amarilla, acomodo unas tablas y encima una estera cubierta con unas colchas de retazos y una vieja cobija. En el cuarto, además, se veían arrumes de ropa usada, cachivaches que guardaba la anciana. Allí sobre su desgastada estera permanecía ella, con una placidez en su rostro, abrazando su desgastada muñeca y un ramo de flores que sujetaba, era como si hubiese encontrado a la hija que había muerto años atrás. Por: Donelia
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